
La luz de la luna me acaricia con suaves dedos... esos dedos blancos y brillantes que pintan regueros luminosos sobre mi piel desnuda.
Cambio de posición en mi lecho, totalmente desvelada y te busco a mi lado, palpo la cama vacía... no estás desde hace mucho tiempo ya.
Un manojo de recuerdos me envuelve y me transporta a los sueños más febriles, aquéllos que he dejado a la vera del camino, cuando aún creía que me amabas, cuando mi ilusión era tan grande que nunca pensé que se desvanecería así.
Hoy tus manos se convirtieron sólo en palabras distantes, ajenas. Hoy tus caricias están ausentes y tus promesas, muertas.
Esta noche sigo estando sola, acariciada por esa suave luz... que apacigua en parte mi acostumbrada sensación de soledad, pero que trae a mi memoria mis versos más tristes...
Solitaria
Te busco, ebria por el néctar de las flores,
soy mariposa que reposa en tu lumbrera,
intento golpear tus cristales impávidos…
busco aplacar la quimera de mi estampa
pero vacía estoy, desgranando soledades…
mientras se eclipsan los amaneceres
y la congoja capital de mí se apodera.